Hace
apenas unos días ha comenzado mi aventura. Todo empezó el lunes 25
a las 11 de la mañana. 4 asturianas cogimos un tren hacia Madrid
dispuestas a vivir la mayor experiencia de nuestras vidas. Tras 5
horas de tren en la estación de Chamartín nos recogió Inma, una de
las monitoras de la beca. Tras grandes esfuerzos para sacar las
maletas del tren nos montamos en un autobús y nos dirigimos al Nh
Parque Avenidas. Llegamos al hotel a las 4 y media, y a las 5 menos
cuarto teníamos que estar preparadas para ir a ver al embajador. En
ese cuarto de hora tuvimos que pesar las maletas, cambiar peso de una
a otra, bajar las maletas a otra sala, entregar el móvil y el
pasaporte, conseguir nuestra llave, subir a la habitación,
cambiarnos de ropa y volver a bajar. Todo un poco justo de tiempo.
Cuando llegamos abajo ya estaba todo el mundo allí con sus mejores
galas y unas sonrisas que no nos entraban en la cara. Saludamos a
todo el mundo, nos presentamos y a continuación nos fuimos a una
sala donde nos dieron la primera charla. Nos explicaron en que
consistirían esos dos días un poco por encima, luego fuimos
saliendo de uno en uno a por una medalla y una camiseta (de Zara,
¿raro verdad?). Después fuimos saliendo por comunidades a hacernos
una foto y después una todos juntos.
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Las 4 asturianas |
A continuación nos fuimos a la
casa del embajador aquí en España, cuando llegamos nos dieron un pin
con la bandera canadiense y nos saludó el embajador. Comimos,
bebimos e hicimos un montón de fotos. Sin duda el mejor momento fue
cuando le dimos la camiseta de Spanadian 2.0, debió de gustarle,
porque no la apeó!
Cuando
volvimos al hotel nos dividieron por grupos (Grupo 3, azul wiiii).
Hicimos juegos de esos para conocernos y después tuvimos un poco de
tiempo libre. En ese momento descubrí quienes eran mis dos
compañeras de habitación. Lau y Carmen. Estuvimos hablando un
montón esa noche, sobre todo Lau y yo (Carmen se quedó dormida
jajaja).
A
la mañana siguiente nos despertamos a las 7 y media, y a esa hora
parecíamos un poco unos zombies, pero todo se arregló con una
ducha. Bajamos a desayunar y creo que todos (o por lo menos unos
cuantos) nos hinchamos a jamón, ¡había que aprovechar!
Después
de otra reunión todos nos preparamos para ir la piscina, donde nos
lo pasamos muy bien, jugamos a las cartas, cantamos y tocaron el
ukelele. Después del buen rato en la piscina tuvimos otra reunión y
después, ¡a comer! Paella si no recuerdo mal.
Por
la tarde nos dividieron según el vuelo que cogeríamos al día
siguiente. O Madrid-Amsterdan-Vancouver o Madrid-Toronto. Nos
contaron paso a paso todo lo que debíamos hacer. Tras tres horas de
charla tuvimos un descanso más que merecido, luego la cena y después
otra charla, esta vez a cerca de la comunicación.
Y
así poco a poco, llegó la hora de despedirse de la gente que se
marchaba esa misma noche hacia Vancouver.
Al
día siguiente desayunamos en la terraza, última día de jamón y de
solecito español. Después regresamos a las habitaciones cogimos las
maletas, las metimos en el bus y nos dirigimos al aeropuerto.
Facturamos las maletas (¡23 kilos justos!) y nos dirigimos hacia la
zona de embarque. Fuimos a una Starbucks para descansar un rato y nos
montamos en el avión. Después de volver a ver The Fault in our
Stars, dormir, escuchar música, pasear por el avión y hablar un
poco con todo el mundo, al fin llegamos a Toronto. Cargados con
nuestras maletas tuvimos que pasar por aduanas e ir a hacer nuestro
visado de estudiantes. Todos estábamos un poco asustados, teníamos
que hablar en inglés, ¿qué pasaba si no les entendíamos o no nos
entendían? Al final todo fue bien, preguntas sencillas y muy fácil.
Esperando para hacer el visado |
Salimos,
recogimos nuestras maletas, y tocó otra vez despedida. Todo aquel
que tenía que coger otro vuelo tenía que marcharse. Así que nos
quedamos allí solo unos pocos. La gente de los distritos de Avon
Maitland y Simcoe nos quedaríamos en Toronto dos días más...
CONTINUARÁ